miércoles, 19 de septiembre de 2012

"Miedo"

"Existe un lugar donde mueren los sueños. Ese lugar se llama miedo". 

Allí no solo mueren los sueños, mueren la esperanza, la ilusión y las ganas de seguir. Y dejan paso, con su pérdida, a un vacío enorme, un bucle de autodestrucción lenta y dolorosa del que, cada segundo que pasa es más difícil escapar. 

Lo más lógico sería evitar ese sitio, esquivarlo, pero no es así de fácil.

A lo largo de nuestra vida podemos recorrer diferentes caminos, cientos... pero todos pasan por un punto común, en algún momento, por ese lugar donde muere tanto, donde se pierde todo, ese lugar llamado miedo. 

Siempre pasaremos miedo, incluso en los momentos más felices de nuestra vida, es inevitable. ¿Qué podemos hacer? Pasar rápido, como cuando de pequeños nos daban miedo los pasillos largos y oscuros y pasábamos corriendo, así. Corriendo y aferrándonos lo máximo posible a la esperanza y a los sueños, que nunca debemos dejar que se pierdan en ese oscuro pasillo. 

sábado, 15 de septiembre de 2012

"Quizás mañana la palabra amor..."



Todos los días, nuestro camino se cruza con "cosas" que pueden tener algún efecto en nuestra vida. 
Hace dos días, mi camino se cruzó con este libro y algo semejante a un flechazo (como el de las películas de amor, cuando las dos miradas fugaces de los protagonistas se cruzan) surgió. 
Me alegro de que este libro se cruzara en mi camino, me alegro de haberme dejado llevar por la contraportada y haberlo comprado, me alegro de que el autor sea él. 

Todos los días, nuestro camino se cruza con "cosas" así. No las dejemos pasar por alto, muchas de esas "cosas" traerán algo bueno. 

"Quizás mañana la palabra amor..." de Jordi Sierra i Fabra, os lo recomiendo! :)

viernes, 14 de septiembre de 2012

"Decisiones"

Sus miradas se cruzaron. Recordaba haberlo visto en algún lugar antes pero, ¿dónde?

Sintió que se perdía en aquellos ojos vidriosos y aquella sensación le resulto muy familiar. Ya se había perdido alguna vez en aquella mirada tan misteriosa como profunda y atrayente. 

-Perdona, ¿nos conocemos de algo?- Preguntó él, sin reparo alguno. 

¿Le decía la verdad? "Sí bueno, realmente no, pero tu mirada me es tan familiar..." o quizás "No pero estoy segura de que he visto antes. No es tarea fácil olvidar unos ojos como los tuyos...".

Mientras pensó todo esto, se quedó ahí, embobada, esta vez en los labios que pronunciaron la pregunta. 

-¿Te pasa algo?- No sabía qué hacer, allí seguía ella, atónita frente a él, los dos parados en medio de la calle. 

"Que boca tan sensual tiene. No solo sus ojos son increíblemente atrayentes". Eso es lo que le dio tiempo a pensar durante aquellos segundos que, para ambos, resultaron bastante eternos. 

-Me estoy empezando a preocupar. Enserio, ¿estás bien?

Era cierto, lo de su preocupación, se pudo ver en su mirada cristalina, era como una ventana a su interior. 

-Ay, perdona, no me pasa nada, no.- Al fin reaccionó. Le costó, pero despertó de su particular ensoñación reflexiva. 

-Pues eso, ¿nos conocemos de algo? No he podido evitar fijarme en ti, cómo si tu cara me resultase familiar o algo así.- Esta vez explicó algo más, mientras deseaba recibir alguna respuesta a cambio, que no se quedara en blanco de nuevo. 

-Pues que yo sepa no, no nos conocemos. Pero es curioso, a mi me ha pasado lo mismo contigo, tu mirada... es como si la hubiese visto antes. 

-Quizás una mirada semejante. Te recordaré a alguien.

-No, no es la mirada de otro alguien. Es tu mirada. 

Se quedó totalmente paralizado. De alguna manera, a él le pasaba lo mismo: no le sonaban sus rasgos o sus gestos o el color de su pelo; era ella, toda ella. 

Ahora era él el que se había quedado en blanco, pero completamente. En sus ojos no había nada, sólo vacío, inmensidad. 

Se quedaron mirándose de nuevo. Fue como si se parara el tiempo. Él, en blanco, anonadado, en "shock" tras sus palabras. Ella, entre dos dilemas: "¿qué debe estar pensando?" y "dios, qué vergüenza lo que acabo de decir y cómo lo he dicho". 

Mientras todo aquello sucedía, sus miradas no dejaron de enfocarse mutuamente. Una atracción difícil de explicar algo que no pasa todos los días aunque cada día nos crucemos con cientos de personas. 

Llegó el autobús número 23, el que ella esperaba, el que iba a esperar antes de que La Mirada se cruzara en su camino. 

Se encontró, de golpe, en una encrucijada: coger el autobús y dejarlo todo correr (la atracción, las sensaciones...) o actuar. 

Debía tomar una decisión, algo, pero rápido porque lo del tiempo congelado, los segundos perdiéndose en los ojos de los dos, en la fuerza de atracción de esos dos desconocidos, era solo una sensación. 

Tomar una decisión, y rápido: ¿actuar, hacer algo? ¿o dejarlo todo pasar?

Nos pasamos la vida tomando ese tipo de decisiones y, la mayoría de las veces, dejamos las cosas correr pensando que es lo más fácil, la más sencilla (o incluso nula) decisión. 

¿Es, realmente, fácil o sencillo? ¿De veras? Cargar con la eterna duda de: "¿qué hubiera pasado sí...?"